Impresionante aforo para la segunda corrida de abono en la plaza de toros de la macarena, una plaza casi llena que no se había visto desde la despedida de los ruedos de César Rincón, vale la pena seguir trayendo a Hermoso, llena la plaza y es el mejor torero a caballo no solo de la actualidad, sino de la historia.
Empieza Dinastía como primero en el orden del día, llevaba dos años sin torear, se rumoraba que podía ser su despedida, error de la empresa pues alternaba con dos de los mejores del mundo y se podía predecir que no iba a estar a la altura. Apenas al salir al paseíllo se le ve su disgusto con el público, con sus compañeros de terna, con él mismo, pienso yo, que no lo disfruta y que así mismo nunca habrá comunión con un público que pacientemente lo alienta sin prevenciones.
Con un toro bravo y difícil no se acomoda el antioqueño, abrevia y como siempre pincha varias veces y atraviesa el estoque, producto de su particular forma de entrar a matar saliéndose de la suerte.
En su segundo, el cuarto de la tarde, el torero de la tierra recibe al toro con unas buenas tandas de verónicas en el capote, y cuando muchos veíamos con gran beneplácito el engrandecimiento de nivel de los carolinos, lamentamos igualmente, que el mejor toro de la tarde haya caído en suerte para Jose Gómez “Dinastía”. De más a menos, dándole buena distancia, pero olvidándose del temple y del mando, aburrió a todos en el tendido, hasta el toro le dio la espalda varias veces y cuando ya estaba buscando la querencia, lo quiso hacer lucir mal el colombiano, dándole muletazos de castigo a un toro que siempre estuvo muy por encima del diestro local. A la hora de matar vimos otra vez una buena cátedra de cómo no se debe matar un toro, pinchó en hueso, atravesó y después de varios intentos finalmente con una media estocada, el toro cayó para ser levantado una y mil veces en la puntilla por el subalterno “El Piña” quien convirtió los tímidos pitazos en abrumadora bronca. ¡Deleznable y vergonzoso episodio! Que la empresa busque un puntillero, que el subalterno respete la plaza ¿Cuánta afición se habrá perdido el sábado con las puñaladas que propinaba sin respiro “El Piña” al pobre burel carolino? ¡Que sin duda merecía un mejor destino! Todo esto bajo la mirada cómplice de los alguacilillos que se olvidan del papel que tienen en la plaza y que permiten que el público tenga que soportar un espectáculo de estas características. El día que alguien quiera matar el toro a golpes ¿intervendrán los señores carabineros?
¡Qué sitio tiene Castella! ¡Es un torero de los grandes, que temple, que mando, que quietud! En el segundo de la tarde, unos estatuarios a pie junto, sin moverse un ápice y sin que el toro tropezara la muleta al pasar a su compás. Sacó series por derecha y por izquierda de un toro complicado y bravo, pero que se rajó y no quería estar más, mató como mandan los cánones y la presidencia ordenó una oreja. En el quinto de la tarde, se agotó el toro, pues se fue a menos, pero vimos al francés dando una cátedra de lidia desde el principio hasta al fin, metiéndose en los terrenos del toro, dando pases en redondo, aguantando la corta embestida del toro y exprimiendo un mejor lado derecho hasta que no hubo más. Mató de estocada certera y la presidencia negó la oreja que a franca lid se había ganado Castella. Ojalá siga volviendo, Sebastian Castella es un torero de verdad que sentimos como nuestro, sin importar su plan de figura del toreo demuestra que es un toreo honesto, que se entrega tanto en Medellín como en Nimes.
Lo de Pablo Hermoso es otra historia, es el mejor y lo demostró con creces el navarro. Salió corriendo al tercer toro de la tarde con Estella, acortando proverbialmente los terrenos, con mucho temple, girando al toro con especial armonía y toreándolo con su cola limpiamente. Puso dos rejones y salió Chenel! Esta vez toreó distinto, toreó mejor, pero la faena fue tan completa que no fue solo suya. Encaró en banderillas, y toreó con un temple impresionante mientras galopada de costado, abría al toro un poquitín al centro del ruedo, frenaba y se le colaba al toro por adentro, quiebro maravilloso para seguir arrastrando al toro en dirección contraria. Chenel fue ovacionado cuando se disponía a salir al patio de caballos, Hermoso salió en Dalí y el toro no arredró ni un instante, con Dali siguió toreando Hermoso en el centro del ruedo, el caballo citaba, giraba doblemente y volvía para citar de frente y hacer el quiebro con banderillas o sin ellas. Hasta el momento faena completa y perfecta, pocas banderillas adornaban al toro mientras Pablo Hermoso llevaba toreando un montón. Salió en Pirata con quien pone banderillas cortas, este caballo mira al toro lo deja acercar hasta al estribo y se arranca mientras el caballero desplanta desde la silla de montar, faltaba el rejón de castigo y este no es colocado según los entendidos en el lugar de usanza, fue caído y aunque la plaza pidió con fuerza el rabo, la bandera de la vuelta al ruedo distendió a los aficionados quienes quedaron satisfechos con el doble premio al rejoneador y la vuelta para el toro. El rejoneador elogió al toro al punto de invitar a los ganaderos a dar la vuelta al ruedo y después en declaraciones a los medios fue enfático que con toros así, llegaría mejor entrenado para la temporada mayor.
El sexto toro fue bueno, pero algo complicado. Primer rejón de castigo que quedo colocado como un botón sobre la piel y el toro siguió haciendo extraños que hacían muy difícil la labor del rejoneador. Van Gogh y el pasodoble de “la Jaca” emocionaron nuevamente al público ¡que quiebros en corto los de ese caballo! y siguió Silveti quien parece pura sangre como es Chenel, embebido el toro persiguiéndolo alrededor del anillo macareno, sale el caballero nuevamente en Pirata quien el sábado fue el mejor caballo de la tarde, giro atentamente para que el rejoneador pusiera las banderillas cortas y después toreando en comunión con su jinete, encaró solo al toro para que Pablo Hermoso le pudiera poner banderillas a dos manos, lastimosamente tuvo que utilizar dos veces el rejón de muerte y en el último recibió un golpe Pirata que afortunadamente no pasó a mayores y que deslució esa última faena. Una oreja para el navarro, puerta grande y con una afición que ya tiene en el bolsillo y espera impaciente su regreso.
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