Toro en el Campo

Toro en el Campo

martes, 27 de noviembre de 2012

Buenas son tortas


Desde la capital de la república de Colombia, donde el antitaurinismo agazapado en la espantosa boina del insurgente alcalde nos dejó sin fiesta brava a los que aquí moramos, veo con cierto regocijo los carteles que Cormacarena confeccionó en Medellín para su temporada de enero – febrero, otrora conocida como la Feria de La Candelaria.

Contra todo pronóstico, pues Medellín era la ciudad llamada a sucumbir ante el acoso y derribo animalista para prohibir los toros, y donde la apatía del público era la regla general,  cualquier corrida que se pueda programar es todo un logro. No son tiempos fáciles, pero nuevamente la capital de la montaña lo pudo hacer.

Contarán con la presencia de dos figuras consolidadas del toreo: Morante de la Puebla y Sebastián Castella, y con dos matadores en ascenso: David Mora e Iván Fandiño. Y por supuesto con el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, quien solo actuará una tarde.

Pero esta fiesta es del toro, y es necesario echar un vistazo a las ganaderías contratadas. Como es costumbre en el planeta taurino, primará el dócil y artístico encaste Domecq en 3 de las 5 ganaderías: Monterrey es Domecq – Jandilla, Juan Fermín Rocha es Domecq – Jandilla, Santa Bárbara es Domecq – Nuñez. Por su parte Ernesto Gutiérrez y La Carolina son Murube – Santa Coloma. Extrañamos una corrida completa con el puro encaste Santa Coloma, desdeñado hoy por las figuras porque les complica sus triunfos y bellos pases de ballet. Habrá que ver la sorpresa que nos traiga Cormacarena con la corrida concurso de ganaderías de la cual no tenemos información. Curiosamente en España utilizan el encaste Murube para las corridas de rejones, pero aquí optaron por utilizar el encaste Domecq ¿recomendación de quién?

Pese a la distancia, aprovecharemos la competencia entre las aerolíneas para asistir a una corrida, la del sábado 16 de febrero, con la esperanza que el milagro vuelva a tomar forma en la prodigiosa capa y embrujadora muleta de José Antonio Morante de la Puebla. Si la Virgen de Fátima se apareció tres veces, que el duende de Morante se aparezca nuevamente como lo hizo aquel 31 de enero de 2009, fecha en la que nos hechizó a quienes presenciamos con éxtasis su resurrección histórica.  ¡Y que suenen los cobres con el pasodoble Feria de la Macarena!

Santiago Velásquez Fernandez

Quince mil corazones palpitantes en el coliseo


Para los que miramos el acontecer del mundo taurino desde esta orilla, vemos en Francia un recurso adicional diferente a la civilizada Portugal y la quebrada España. Y más aún cuando el sabio tribunal constitucional galo, acaba de zanjar el eterno debate de la pervivencia de las corridas, imponiéndose el raciocinio cartesiano: piensan en los toros, luego existen. Y con presentaciones como la de José Tomás, existirán. Y el milagro para que los sensatos magistrados franceses tomaran su decisión, seguramente se debe a la divinidad taurina encarnada en la mano zurda del torero de Galapagar.

Como no estuvimos presentes aquel 16 de septiembre de los corrientes en Nimes, debemos escribir  sobre lo visto en videos: un aficionado filmó desde lo más alto del anfiteatro romano, la faena de un torero sembrado en los terrenos imposibles para las figuras de hoy, llevando al toro por naturales, en pleno centro del ovalado ruedo. No cesaba el tendido de pararse para aplaudir al maestro. Emocionante el video de Tendido Cero que nos muestra la faena al toro de Parladé indultado por JT, cuyo sonido es el que captaron las cámaras en la plaza, sin música ni comentarios, “con la música callada del toreo” como los anhelaba Bergamín. Indulto por lo demás un poco generoso, porque el toro saltó al callejón (buscando la salida del ruedo, como muestra de mansedumbre para las puristas de Madrid), y por una pobre pelea del toro con el caballo donde le dieron una inyección por vara. Pero todo era dicha y fiesta, y era necesario enviar el mensaje de la supervivencia de las corridas de toros con todos sus componentes: orejas, rabo, indulto y sangría, que hacen los festejos de la Francía mía…

Dicen las crónicas que mató bien, que se recreó con el capote y que la presencia de los toros fue más que aceptable. Buenos ingredientes para un ensayo que en otras latitudes se deberá replicar. José Tomás necesita rivales, pero a veces sobran cuando de torear concentrado y con gusto se trata, porque hace las dichas del público y capta la atención de los medios, tan apáticos a la fiesta brava, que solo se les torna interesante cuando quien derrama la sangre es el torero, y eso en José Tomás es casi seguro.

Todo en Nimes es singular: el ruedo como lo decoran, el hecho de utilizar un antiguo coliseo romano con más de mil años de construido para llevar a cabo el festejo; los toros saltan al ruedo por donde salían los leones a devorarse a los gladiadores; la hora en que suena el clarín que anuncia la salida del burel es inusitada en el planeta taurino: medio día; ¡Y el sol! Directo, perpendicular, que por ser una corrida matinal, fue una dicha para fotógrafos y pintores. Raro ver una plaza sin localidades de sol y sombra, y ver lidiar toros con tanto brillo, propio de un festejo luminoso.

Lástima que ya sólo podamos ver a este torero en grabaciones, porque con la situación actual de las corridas en el país, será casi que imposible verlo en vivo. Y más con esta clase dirigente.

Santiago Velásquez Fernandez