Toro en el Campo

Toro en el Campo

viernes, 10 de febrero de 2012

Biografía Diego Urdiales

BIOGRAFÍA

Diego Urdiales Hernández.
Arnedo (La Rioja), 31 de mayo de 1975.
Presentación ante el público: 19 de marzo de 1988, en Arnedo (La Rioja).
Presentación vestido de luces: 2 de octubre de 1988, en Arnedo (La Rioja).
Debut con picadores: 21 de marzo de 1992, en Arnedo (La Rioja).
Presentación en Madrid: 9 de marzo de 1997.
Alternativa: 15 de agosto de 1999, en Dax (Francia). Toros de Puerta Hermanos, con Paco Ojeda y Manuel Díaz, 'El Cordobés'.
Confirmación de alternativa: 8 de julio de 2001. Toros de Guardiola Fantoni, con Frascuelo y Jesús Pérez, 'El Madrileño'.

Madrid, 13 de mayo de 2008

El 13 de mayo de 2008 debió de amanecer lluvioso en Madrid. En la habitación 139 del Hotel Wellington el sonido de la vida exterior apenas era perceptible entre el rumor de una tele casi en silencio vomitando el espanto informativo cotidiano y una turbamulta de pensamientos que se mezclaban con un apogeo de miedos y de sensaciones. Había oscuridad, temblores y dudas. No quedaba tiempo apenas para razonar: era cuestión de instinto pero sabía que había llegado el día, y era éste, no otro.

La estancia era un lujo, amplia, luminosa y fresca, con una cama gigante y con dos mesillas con un extraño acento entre francés y renacentista. No había reparado en ellas pero estaban ahí, con un manojo de llaves, dos móviles, una cartera y un pañuelo. La vida en cuatro artilugios, el resumen de casi todo lo que tenía: el piso, el coche y ella, porque ella era una fuerza de la naturaleza, un cobijo y un respaldo; ella estaba siempre y aunque no estuviera en ese momento, la esperaba con sus ojos lamidos de esperanza y de realismo. Porque sus ojos conjugan todas la estaciones y todas las posibilidades; no ofrecen dudas y el fu turo se suele reflejar casi siempre como tenia previsto. Sin vuelta de hoja... Ella es una mujer sin concesiones que conoce tanto las esperanzas como las derrotas, que impone, que aclara los desaguisados, que rompe moldes y que para decir las cosas no le hace falta violar el silencio. Las explica con los ojos y los dientes: esa es su gramática y suele ser inapelable.

Diego llevaba años esper ando un momento así y podía resultar paradójico pero en ese instante preciso pensaba en las mesillas, en las cortinas, en el impresionante cuarto de baño y en un espejo donde miraba su cara afilada de torero, el pelo de torero, la cintura de torero y... el miedo de torero, por que el temor de un torero a la muerte tiene un profundo reflejo en el interior de la mirada, un brillo metálico que seca la garganta arrasando cualquier atisbo de sonrisa.

Al menos eso pensaba aquella mañana lluviosa de mayo, en pleno San Isidro, y a las puertas de torear en Madrid a plaza llena para jugarse no una oreja o un triunfo, sino para poner en un balance de cristal su modo de vida . Era el todo o la nada; el toreo (ese anhelo que habita con él desde que era un niño y correteaba por la plaza de Arnedo con ese afán curioso de l os chiquillos) o la vida rutinaria, el sueño o la esperanza en la que no quería detenerse ni un segundo en reflexionar. Ese día Die go se lo había ganado para él y se propuso firmemente pensar sólo en torear, en explicar en el ruedo todos los tesoros que había ido acumulando a lo largo de unos años de silencio, pero unos años cruciales para crecer como persona y como torero. Madurez sin torear, un caso insólito...

Texto extraído del libro Santísima Trinidad, flamenco, toros y vino de Pablo García Mancha

Una historia que contar

Aunque escribir no es lo mío, y por eso les pido perdón a todos ustedes, para intentar esbozar mi biografía tengo que remontarme a los primeros años de la década de los 70, cuando un señor llamado Ramiro Urdiales llegó al pueblecito rio jano de Arnedo. Como miembro de la Compañía de Teatro Eslava, este señor viajaba prácticamente por toda España. Un día, llegó a ese pueblecito riojano, que ya empe zaba a despuntar con su industria del calzado, conoció a una mujer llamada María Rosario Hernández... y ya se imaginarán.
Nuestro hombre se enamoró de Charo, abandonó la compañía de teatro y los viajes, se estableció en Arnedo y comenzó una nueva vida al lado de su esposa. El 31 de mayo se 1975 tuvieron a su primer hijo, al que llamaronDiego, y luego llegarían otros dos: Juan José y Rubén. Así es que soy el mayor de tres hermanos y pronto empezaría mi extraña vocación taurina.
Como es normal, mis padres me matricularon en un colegio, el de La Estación, y allí superaba sin pena ni gloria los cursos escolares, porque lo que de verdad me gustaba era el recreo para jugar al fútbol... Una tarde, yendo a h acer un encargo a mi a buela, pasé por la plaza de toros de mi pueblo, vi a unos chavales entrenando y me entró el toreo en el cuerpo. Es algo inexplicable, lo sé, pero a menudo pienso que el destino quiso que aqu ella tarde la puerta de la plaza de toros estuviera abierta.

Desde esa tarde, quise ser tore ro. Ingresé en la desaparecida Escuela Taurina de Arnedo, inaugurada por el maestro José M iguel Arroyo, 'Joselito', con 11 años. No dejaba de leer revistas taurinas y de ver vídeos de toros, estaba obsesionado por saber más de Rafael de Paula, Paco Camino, Capea, Curro Vázqu ez, Julio Robles, Ortega Cano.... Mis padres empezaron a temerse en serio que aquel juego para ellos se convirtiera en una realidad... como así fue .

Tras ser elegido el mejor alumno de mi promoción en la escuela, maté mi prim er novillo el día de San José de 1988, en Arned o y se lo brindé al maestro Joselito. Desde ese día me anuncié como Diego de Arnedo. En la mi sma plaza -para eso es mi pueblo- debuté vestido de luces, el 2 de octubre de ese mismo año. Desde esa tarde, los acontecimientos se sucedieron vertiginosamente.
Así es que el 21 de marzo de 1992 me decidí a debutar con picad ores. Pero las cosas no marcharon como yo pensaba y, sobre todo, como yo deseaba. Las temporadas pasaban con la única posibilidad de torear en alguna de las novilladas de la Feria del Zapato de Oro, la de Arnedo, y en ocasiones la experiencia era amar ga. Hubo temporadas en las que sólo toreé en ese ciclo y, aun así, corté tres orejas, como esa tarde de 1995... No me dieron el Zapato de Oro, pero yo sabía que tarde o temprano llegaría.

Y así fue. La temporada de 1996 no fue tan mala como las anteriores (12 novilladas y 19 orejas, a pesar del bautismo de sangre) y en 1997 logré torear 21 novilladas, corté 16 orejas, debuté en la plaza de Acho (Lima, Perú), volví a resultar herido, esta vez en Galapagar... Y llegó el 'zapato'. La tarde del 1 de octubre de 1998, diez años después de debutar vestido de luces, Arnedo se volcó con su torero y logré un triunfo (cuatro orejas) que me sirvió para ganar el Zapato de Oro. Por entonces ya era Diego Urdiales en los carteles. Ese año concluí con 21 novilladas y 26 orejas.
La temporada de 1999 la planeamos como la última etapa antes de alcanzar la primera cima de la carrera de un torero. Tras debutar en México (plazas de Morelia y Monterrey), toreé 8 novilladas y surgió la ocasión de tomar la alternativa en Dax (Francia), en una corrida en la que el maestro Paco Ojeda celebró sus 20 años de doctorado, y con Manuel Díaz, 'El Cordobés', como testigo. Aunque la tarde no salió como todos soñamos, recibir la alternativa de manos de semejante 'monstruo' fue para mí un sueño. A la alternativa llegué ese año con 8 novilladas toreadas. Poco después del doctorado triunfé en Alfaro (La Rioja).
A las pocas semanas, toreé en la de saparecida plaza de Logroño (La Manzanera) y conseguí ser el triunfador de la Feria, además de lograr el premio a la mejor estocada, tras desorejar a un buen toro de Manolo González el 26 de septiembre, ganando el capote de paseo que concede la Com unidad Autónoma de La Rio ja. Así es que terminé mi primera 'temporada' como matador de toros con 3 corridas de toros y 4 orejas cortadas.
La temporada de 2000 podemos calificarla como de adecuaci ón al toro. Todos los toreros queremos estar en las ferias, es cierto, pero también lo es que, con lo difícil que es conseguir que te anuncien, luego has de dar la talla. Así que no me arrepiento de ese a ño en el que si bien no toreé en ferias y pl azas de categoría, conseguí de nuevo triunfar en Logroño y el p remio a la mejor faena (mi peso en un vino excelente, Faustino I).
La temporada de 2001 se prometía halagüeña. Anunciado en Madrid antes de San Isidro, sabía que un triunfo me pondría en la misma feria y, de ahí, a los demás ciclos de España y Francia. La responsabilidad era mucha, pero sabía que podía ser mi año con un poco de suerte. Pero me partí un brazo en Astorga (León) y perdí la ocasión de confirmar la altern ativa. Yo sabía que había perdido otras cosas, porque estaba dispuesto a entrar en San Isidro como fuera, pero como se dice en el toro, sería para bien.
Así es que, tras la convalecencia del brazo, me anunciaron para confirma r la alternativa en Madrid, el 8 de julio, con Frascuelo yEl Madrileño en el cartel. Los de Guardiola Domínguez no salieron lo que se dice buenos y todavía me duele la paliza que me dieron ambos (fractura de varias costillas y esguince cervical, por ejemplo). Afortunadamente, no resulté h erido, a pesar d e las volteretas, y creo que dejé una buena sensación. Lo malo es que no hubo ocasión de cortar orejas. Después volvería a actuar en plazas como Barcelona (donde ya toreé el 10 de junio), Gerona o Logroño, la tarde de la inauguración de la nueva plaza de La Ribera, con Enrique Ponce y El Juli en el cartel... y el ruedo en un estado pésimo. Corté una oreja, en corrida televisada por La Primera, la primera oreja de la nueva plaza. No pude salir en hombros, que es lo que buscaba.
Una cornada que sufrí en agosto en Soto del Real (Madrid) me hizo arrastrar una lesión de ligamentos en la rodilla izquierda por la que casi me tuvieron que operar en invierno. Afortunadamente, con ejercicios y rehabil itación la cosa ha mejorado, pero el año 2001 no fue como esperaba por culpa de los percances, a pesar de superar la veintena de corridas de toros toreadas.
Durante la temporada 2002 sumé un total de 19 corridas de toros y tres f estivales. La cornada que sufrí enMiguelturra (Ciudad Real), me impidió hacer el paseíllo en la Monumental de Barcelona y en Nava de la Asunción, pero afortunadamente actuar en la Feria de San Mateo de Logroño. Afronté este importante compromiso con una costilla rota, por lo que durante la tarde, con el esfuerzo realizado, los dolores fueron en aumento. Asún así, pude cuajar a uno de los dos toros de Victorino Martín que me tocaron en suerte y, aunque fallé con la espada, pude dejar un buen sabor de boca. En 2003 toreé diecinueve corridas de toros y corté veinticuatro orejas. Entre esos festejos, me gustar ía destacar mi actuación en la Monumental de Barcelona, una de las tardes en la que más a gusto me sentí ese año. Pero me supo a poco, porque no tuve mucha suerte en otras p lazas importantes, como en la Feria de Logroño.Tampoco en 2004 logré el triunfo deseado en la feria de mi tierra, por mi fallo con la espada pero, tanto en esa temporada co mo en la de 2005 (donde volví a La s Ve ntas, sin suerte con los del Conde de la Maza), he conseguido madurar como torero. Las temporadas de 2006 y 2007 han sido escasas en contrataciones pero no me rindo y afronto 2008 con aires renovados tras el triunfo cosechado en la Feria de San Mateo de Logroño de 2007, con el indulto de un toro de Victorino Matín.

Logroño, un Victorino llamado Molinito

Y llegó Molinito y no me queda más remedio que recordar lo que escribí en un cuchitril de la Ribera minutos después de aquel acontecimiento:Tengo en mi corazón una turbamulta de sensaciones. Hoy no puedo ni quiero ser reflexivo; hoy es el día que toca hablar con la epidermis, con la aorta, con la femoral misma, esa arteria que tan hondamente exponen los toreros cuando se presenta la muleta con el alma, con el espíritu, con todos los sueños e ideales con los que ayer Diego Urdiales, nuestro torero, el torero de La Rioja, compareció en la Ribera. Y miren por donde, la suerte, la misma suerte que tantas veces le había sido esquiva y traicionera, se le presentó toda ella de cara, toda ella como a borbotones y le dijo: Diego, si puedes, cógeme. Si me mereces, cógeme.

Y Urdiales, que sabe más qu e nadie lo que es merecer con paciencia, sonrió. Porque el arnedano es un tipo cualificado en esperar. Nadie como él sabe lo que significa quedarse casi dos años sin torear y no venirse abajo; quedarse dos años en casa ante el silencio de casi todos los empresarios y no desfallecer ni un ápice. Tanto es así, que en la soledad invernal de la plaza de Arnedo se suele vestir de torero para hacerse un toro de sueños. Y encima, un chándal. Todo por sentir el traje y el roce del alamar, el peso de las hombreras, el ajuste de la taleguilla y torear.... en silencio, para sí mismo. Y soñar embestidas infinitas en una Maestranza de sueños. Y encontrarse, después, la dudosa claridad del día y la terca realidad del ayuno administrativo. Apenas cuatro amigos, los de siempre, ése núcleo duro de sus admiradores: se cuentan con la palma de una mano: Guzmán, Vinicio, Javi, Alfredo, Pepe... Y la gente toda, como el día de Autol, como las dos magníficas tardes de Alfaro y el Autobús que vino desde la capital del mundo de las cigüeñas a saborear a Urdiales. Y era 21 de septiembre y se produjo el milagro del torero. Una plaza enloquecida, un torero en sazón y la maravilla del toro indultado: el toreo es la vida y Urdiales es el torero.

Me acuerdo ahora también de Antonio León, el gran maestro arnedano de la espada y de la vida, que hace unos días compartió capote y muleta con Diego: sueve –torero-, le decía; por abajo, por abajo siempre. Se estableció entre ambos un diálogo increíble de toreros con la mirada.

Texto extraído del libro Santísima Trinidad, flamenco, toros y vino de Pablo García Mancha.

Antonio León, palabras de torero

Sólo hacía falta escuchar un segundo a Antonio León para enterarse de que seguía siendo un torero de una pieza, una criatura dotada de una personalidad arrebatadora, singular, de otra época. Y eso lo sabe como nadie Diego Urdiales, que no sólo escuchaba, sino que le mimaba con su mirada y con su respeto: “es un maestro” asegura el joven; “mira que torerazo” replica el veterano matador al ve la foto de un natural de Urdiales en Barcelona. El gran maestro de la crítica taurina, Joaquín Vidal, ya lo cantó en un memorable artículo titulado “La espada de Arnedo”: “Y sucedió, el espigadillo muchacho (por Antonio León) montó la espada, se aupó a punta de pies, arqueó toda la lentitud y el esmero que reclama su pureza, salió el novillo rodado, listo para las mulillas. Los aficionado cruzaban atónitas miradas. Son Mariano se puso en pie e invocaba a los padres de la tauromaquia. No era usual ya entonces, y menos en novilleros, matar así”.

Y es que Antonio León ha sido uno de los estoqueadores más puros de la historia de la tauromaquia, a la altura, por ejemplo, de Rafael Ortega. Tanto es así que en Las Ventas estaban deseando que pinchara para volverle a ver realizar el osado volapié, ése por el que más de una vez se había dejado taladrar los muslos, como le sucedió en las más de cincuenta cornadas que jaspean su anatomía. “Pero ¿Cuál era su técnica?” – se le pregunta al maestro-. Y Antonio León cierra los ojos y habla levemente mientras aspira el humo de sus incesantes cigarrillos: “Yo lo hacía con el corazón, sabía que lo iba a lograr y me tiraba con el alma, con todo mi sentimiento. ¿Técnica? Eso no sé lo que es; me salía así y no lo puedo explicar”. Quizás por eso, al penetrar en la vieja plaza de Arnedo y ver al lado de un burladero el carretón con el que entrena Diego la suerte suprema exclamó: “Ésta es mi vida”, para matizar después que él nunca había ensayado el volapié con semejante artefacto. Segundos después, dio una vuelta a la plaza, merodeó su entraña y en el momento en el que Urdiales empezó a estirase con la muleta quedó ensimismado con la azarosa danza del toreo. Y comenzó a brotar el natural, la trincherilla, el garboso cambio de mano, el pase de pecho hasta el hombro contrario. Era el instante reservado e íntimo para los dos en el sagrado fulgor del círculo. Diego toreaba y Antonio león le rodeaba una y otra vez con una m irada inquieta, viva, aterciopelada. El veterano torero estaba otra vez en el ruedo, en el altar donde una palabra innecesaria es un sacrilegio. Y los dos se quedaron ensimismados en su infinita soledad. Diego miraba al toro imaginario, toreaba el aire con tanta delicadeza que escuchaba el crepitar intenso del torero emocionado, el que conmueve todavía a Antonio León. “Por abajo”, dijo el maestro. Y Urdiales hizo descender su cuerpo, flexionó la pierna contraria para llevar la embestida hasta el infinito.

Y habló el viejo torero: “De los clásicos me quedo con Antonio Ordóñez; ahora mismo con José Tomás y con Diego, que es un torerazo que merece mejor trato por las empresas”. Y Diego soñaba con un triunvirato compuesto por Morante, El Juli y José Tomás: “Son impresionantes por su arte, su maestría y su valor”. Y hablando de valor: Antonio León, el cuerpo cosido a cornadas, el corazón salido de la pechera. Y el maestro tomó la muleta con suavidad y dibujó un preciso natural.

Extracto del libro Santísima Trinidad, flamenco, toros y vino de Pablo García Manch

Juan de Castilla

El sueño de Juan de Castilla y las falacias de los anti taurinos, un bosquejo de Rosarito de ColombiaTendido 7 | Febrero 9 de 2012
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Medellín (Por Rosarito de Colombia )
Su nombre, más Español no puede ser. Castilla, cuna del castellano nuestro hermoso idioma; Castilla, cuna del Cid Campeador, alanceador medieval de toros bravos y héroe legendario. Este Juan de Castilla, no es de Castilla la vieja, ni ostenta blasones, ni escudos heráldicos. Es el nuestro. Del barrio Castilla, una comuna de Medellín de donde se desgranan niños y jóvenes buscando inútilmente una oportunidad.

Juan la tendrá este viernes en la Plaza de toros la Macarena donde seguramente repetirá la gesta del año pasado cuando triunfó al lado de las mas grandes figuras del toreo.

El, ha decidido para el acto litúrgico de vestirse de torero, su humilde casa; no eligió un hotel como se acostumbra, opto por su casa, humilde donde las haya; quiere compartir con su madre y los suyos las horas previas que es cuando de verdad el miedo azuza. Saldrá de su barrio; el quiere que sus vecinos sientan orgullo de su lucha singular. Esto trae consigo también la despedida. Viajara a España en los próximos días. A la cabeza de su mentor José Fernando, un grupo de aficionados; Carlos, Juan Villegas, Ángela, Jorge, Andrea etc.; han hecho piña, todos a uno para que este viaje a la cuna del toreo, Sevilla; Gino ha sido el puente. En un capitulo aparte y de gran importancia, le ha sido otorgada una beca de la fundación de un mundialmente reconocido artista Antiqueño. Juan de Castilla irá a probar fortuna en el dificilísimo arte de torear, donde son muchos los llamados y pocos los elegidos. El tiene todas las virtudes y como base fundamental inteligencia, valor y arte; además de una inquebrantable vocación. Juan dedica todo el tiempo que no le sobra, a entrenar duramente pues también estudia y extra, hace preparación cultural de la mano de Carlos, profesor de humanidades y literatura que también ha donado su tiempo y saber en estos 5 años de previa. Así que el novel termina exhausto todos los días de su corta vida; quiere ser mejor y aplica toda la disciplina para superarse. El muchacho es flaco, su origen nunca dio para ser fornido, pero es flexible como un bambú. Dedica tantas horas a su entrenamiento como si fuera a buscar una medalla olímpica, su ejercicio físico es de alta competición, el toro así lo exige como también el ejercicio mental y sicológico. La preparación de un torero requiere mucho sacrificio y ha de estar muy fuerte para aguantar las tarascadas de esa fuerza desatada de la naturaleza, que es el toro bravo.

Una paupérrima vivienda cobija sus sueños, quiere comprarle casa a su madre que aun es joven. Tiene derecho. En el, se enhebran las condiciones propias de los maletillas de antaño; niños de familia pobre con el romanticismo y el sueño de ser toreros para salir de la miseria, hacían cientos de kilómetros para llegar a las ganaderías, colarse en los tentaderos a esperar pacientes en la tapia el momento para pegar un muletazo, como se dice. Juan también hace turno y como un mendigo espera repasar las migajas que la jerárquica cicatería del privilegiado de turno le deja caer. Pero el sabe hacer de esa menguada ración, un banquete; las vaquillas que le dejan después de cientos y anodinos muletazos, llegan agotadas a sus manos; la tarea es escurrir lo poco que queda, con maña y ese imán que Dios le dio, las remonta, despierta, anima la bravura y crea impensables faenas. Así en la más juiciosa humildad, Juan ha hecho la primaria taurina. Luego en la plaza frente al publico, pone su rubrica de bachiller. Al novillero en esa forja de ser torero, intentan enseñarle a ser yunque, el no será martillo; no hace falta tan castrense y atávica lección que vulnera la dignidad del individuo; el tiene clase, la posee desde que nació sin que le precediera rica cuna, ni caduco abolengo, es de buena índole.

A este adolecente le espera un toro de acometida feroz. No un indefenso corderito, no una vaca lechera, ni una res temblorosa olfateando su muerte horas enteras en el matadero, mientras espera la descarga final, sin contar las largas horas de viaje en esas jaulas en un vaivén torturante que les produce llagas lacerantes; para convertirse en el alimento de todos. Suculento filete o hamburguesa. Su reto, es con un imponente y poderoso animal.

Juan de Castilla habrá de enfrentarse a un toro de pura casta, un guerrero nato, coloso de fuerza descomunal que se multiplica en cada arrancada. Tendrá que aguantar su arremetida rodeando su joven y frágil cuerpo mientras este le manda tarascadas; como un poseso buscara su carne tierna, (no para comer pues el toro es herbívoro),para hacerlo añicos con sus dos guadañas y por puro instinto de matar. El torero habrá de burlarlo con gracia en una danza permanente con la muerte. In situ tendrá que domar esa fiera en 15 minutos, con bizarría, arte y belleza, tendrá que vencer la hostilidad que lo seguirá buscando con denuedo hasta el final en su inagotable codicia.

Este chico nació y vive en la trinchera de las dificultades; su barrio Castilla, es el gran laberinto donde escasean las oportunidades y se frustran los intentos. El tiene derecho a buscar la puerta de salida y tiene derecho a ser Teseo, vencer el Minotauro, ser héroe, ser ídolo popular, ejemplo de perseverancia aunque su sangre tiña muchos alberos. Tiene derecho a enfrentarse a su destino en esa gran metáfora que es el toreo, un espectáculo culto, profundo y vital. Muerte y vida en un hilo.

Juan de Castilla, Reiter, Castrillón, jerónimo etc. Tienen derecho a que no les cierren las puertas en su tierra, donde como en España hay tradición, ganaderías y plazas de toros. Y sus paisanos, los que respetamos la libertad, también tenemos derecho a verlos y auparlos en los cosos taurinos.

Que la premeditada mansedumbre política quiera de cornada artera dar al traste con los sueños de Juan y otros por la captación de votos, me parece oportunista.

Es mezquino, utilizar a los respetables melindrosos e ignorantes de la ciencia de torear, que a priori se convierten en anti taurinos. Manipular el debate sobre la fiesta taurina es el caballo de Troya para entrar en las grandes ligas del poder político. Astuta y mágica argucia. Esta sociedad tiene varias asignaturas pendientes en materia de Derechos Humanos y Sociales, para que andemos con eufemismos haciéndole el juego a la insolvencia moral de la política.

Este muchacho tiene derecho a soñar, a perseguir su estrella. No olvides Juan. Cuando una persona desea realmente algo, el universo entero conspira para que pueda realizar su sueño. Suerte.

Blanca Macìas Monsalve

Rosarito de Colombi

Juan Castilla

URDIALES ENTRA EN EL FESTIVAL NOCTURNO HOY VIERNES

Medellín centra el interés taurino en Colombia estos días

TOROS. Con la inclusión del torero español Diego Urdiales y el novillero colombiano Juan de Castilla, la empresa Cormacarena cerró finalmente el cartel para el festival nocturno de este viernes en el coso de La Macarena de Medellín

Juan de Dios Miranda | Colombia - 10-02-12

Este viernes se celebrará el tradicional festival taurino de la temporada, donde se reúnen varios de los toreros que han venido participando en la Feria de La Candelaria. En esta oportunidad estarán presentes el joven rejoneador Francisco Javier García quién abrirá plaza con un ejemplar de 'Vistahermosa', y a pié actuarán los diestros Manuel Jesús 'El Cid’, Luís Bolívar, Diego Urdiales, Iván Fandiño, David Mora y el novillero local Juan de Castilla, con seis novillos de La Carolina.

Previamente al festival, toreros, aficionados y autoridades locales, pasearán en hombros por el ruedo de la plaza a la Virgen de La Macarena, en recogida romería acompañados por iluminados faroles.

Mañana sábado, con toros de Ernesto Gutiérrez, tendrá lugar la penúltima corrida de la temporada con el cartel más rematado de la feria. Harán el paseíllo los diestro españoles El Cid y José María Manzanares junto al colombiano Luís Bolívar

lunes, 6 de febrero de 2012

CORRIDA DEL 4 DE FEBRERO


Escasa entrada de público ante un rematado cartel, poco menos de media plaza en una tarde muy agradable. Comentarios en voz baja acerca del regalo en el cartel del rejoneador Francisco Javier García, igual que del regalo del toro que lidió, propiedad de la ganadería de su padre; la verdad sea dicha, el rejoneador lo hizo muy bien en el caballo con el que abrió, templó, de la misma manera que templó poniendo banderillas, aunque no fue tan acertado en su ejecución, a la hora de matar, recabó en el mismo error de tantos rejoneadores locales que matan sin confianza, sin citar de frente y al contrario atacan por detrás. Mató el sobresaliente después de los tres rejones reglamentarios y escuchó algunas palmas el de a caballo.

Ivan Fandiño en su primero nos deleitó con el capote, brindó al público e hilvanó sendas series por derecha y por izquierda con mucha quietud, no tuvo suerte en la espada y la presidencia le negó una merecida oreja ante un toro que anticipaba lo que iba ser el genio y el trapío de los del capitán Barbero. Que distinto es ver toros ante un animal que mete miedo, un animal que no inspira pesar, que demuestra toda su raza y muere en su ley. En su segundo, un toro con genio que se vino a menos, el matador vasco brindó al maestro César Rincón y con paciencia y saber torero, le dio distancia y con mucho temple y valor, le enseño a embestir al difícil toro de Santa Barbara, media estocada y cuatro intentos de descabello que dan al traste con los premios. Ivan Fandiño quedó ayer metido en el corazón de los antioqueños que le reconocieron su labor llamándolo a saludar a los medios.

David Mora en su primer toro nos regaló unas verónicas muy toreras y ante un toro con genio, bravo y noble, le toreó con temple, varias tandas por la derecha estirándose y apenas moviendo el pie de apoyo para ligar el próximo pase, unos naturales muy toreros y aunque corta la faena, después de un pinchazo deja una estocada hasta la empuñadura, que puede ser la mejor de la feria hasta ahora y que para mi ameritaba por si misma una oreja. Ayer pedí las dos orejas para el madrileño pero el palco de usía no estaba para “sensibilidades”. El toro saltó al callejón en medio de la brega y a pesar de que no hubo ningún hecho que lamentar, entendemos ahora sí, la responsabilidad que acarrean los alguacilillos, estos señores que deslucen en el paseíllo y que tampoco cumplen a cabalidad la función que se les encarga; que es simplemente, hacer cumplir el reglamento. No debe permanecer en el callejón nadie que no deba estar allí y menos descubierto! Al pomposo torilero mayor de la macarena lo salvó ayer un monosabio bajito y que cojea, el mismo que resuelve cuando las mulas no quieren arrastrar al toro, cuando los bueyes no quieren hacer su trabajo y que hasta de puntillero ha ejercido. ¡Enhorabuena! por los monosabios de la plaza que reaccionaron para evitar una catástrofe y ¡fuertes pitos, bronca! para los alguacilillos que no han entendido que tienen oficio y no son convidados de piedra a una fiesta de disfraces de época. Con su segundo no había nada que hacer, el español David Mora brinda al ganadero Jorge Luis Ochoa y debe abreviar rápidamente.

No se nos olvidará el trapío y la presentación de este toro melocotón que correspondió en suerte a Solanilla, era un toro de indulto, que personalidad, presto galope a cualquier capote que le mostraran, remataba fuerte en burladeros, fue y peleó muy duro en el caballo, picado excepcionalmente, persiguió en banderillas y fue difícil para los de plata, de ahí el meritorio saludo de Ignacio Páez. Lamentablemente Solanilla no supo templar, lo sobrepasó el toro que fue desobedeciendo cada vez más en su embestida, caminaba el toro cuando lo citaban por la izquierda y seguía siendo incomprendido por Solanilla quien no ligaba un pase detrás del otro. A Juan Solanilla se le nota el entrenamiento, mata seguro y despacha a sus enemigos de manera muy profesional. En el sexto que brindó a Luis Alfredo Ramos y quien lastimosamente era muy escaso de fuerzas solo le restó torearlo a media altura ¡como nos quedamos con ganas de ver a ese sexto sin ese defecto! En fin, el sábado en la Macarena se demostró porque se llama ir a los toros, cuando hay toros hay corrida y a pesar del escaso resultado en trofeos, lo del sabado nos dejó muchas cosas para el recuerdo.

sábado, 4 de febrero de 2012

Reportaje DIario El País

REPORTAJE: UN ÍDOLO PARA EL TOREO DEL SIGLO XXI

Manzanares: una cuestión de imagen

Es presidente de la Unión de Toreros y codiciada pieza para la moda. Ahora, José María Manzanares encabeza la cruzada por los derechos audiovisuales de los matadores

QUINO PETIT 04/02/2012

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E l atractivo de José María Manzanares es insultante. Dentro y fuera de los ruedos. Es el Marlon Brando del toreo. Conquista a los aficionados e irradia glamour y modernidad en un mundo ancestral que atraviesa su momento más incierto. "Pero yo no soy modelo", responde cada vez que le tienta una firma de lujo. "Me gano la vida toreando".

    La noticia en otros webs

    "Yo no soy modelo", responde cada vez que le tienta una firma de lujo

    Tiene que gustarle mucho una marca exclusiva para que le brinde su imagen. El pasado 17 de enero compartió alfombra roja junto a Figo y Zidane durante la presentación de novedades de la casa IWC, de la que es embajador, en el Salón Internacional de Alta Relojería de Ginebra. Ha posado para fotógrafos de postín como Peter Lindbergh y Bruce Weber. Sus colegas de oficio decidieron el año pasado que "representa la imagen del toreo del siglo XXI" al elegirle presidente de la Unión de Toreros. Ahora está a la cabeza de la controvertida cruzada de los matadores por defender sus derechos televisivos de imagen frente a los empresarios.

    Este nuevo conflicto que arrecia sobre la tauromaquia tiene sus orígenes en el verano de 2010. La prohibición taurina aprobada entonces en el Parlamento catalán propició un contraataque de las figuras de la lidia. Algunos de sus más destacados exponentes se agruparon en el llamado G-10 de los ruedos. Una alianza pactada entre El Juli, Enrique Ponce, Morante de la Puebla, Cayetano Rivera, José María Manzanares, El Fandi, Alejandro Talavante, El Cid, Miguel Ángel Perera y César Jiménez. Entre otras acciones, han promovido el traspaso de competencias taurinas del Ministerio del Interior al de Cultura, finalmente concedido por el Gobierno de Zapatero, y la creación de la Unión de Toreros para defender sus intereses. El belén se armó cuando esta Unión de Toreros presidida por Manzanares hizo público el reciente acuerdo alcanzado entre All Sports Media y las figuras del G-10 para gestionar sus derechos audiovisuales.

    Los derechos televisivos de los más destacados del escalafón, salvo José Tomás, han condicionado las tensas negociaciones de la próxima Feria de Fallas de Valencia. El empresario de la plaza, Simón Casas, puso el grito en el cielo porque el montante que ha de pagar a All Sports Media en concepto de esos derechos, 279.000 euros, irá destinado en bloque a los componentes del G-10 con independencia de que la mitad de ellos no están finalmente anunciados en los carteles. Las figuras del G-10 aseguraron el pasado lunes mediante un comunicado que pelean por beneficiar a todo el escalafón y que si negocian su imagen en bloque es para hacer frente a "presiones empresariales". En definitiva, aspiran a que los toreros se repartan "el 50% de los ingresos de la televisión" que reciben los empresarios taurinos. La contienda se traslada ahora a las ferias de Sevilla y Madrid.

    Manzanares está en el ojo del huracán de esta polémica. Le obsesiona "modernizar la tauromaquia". También en lo referente a la imagen y la gestión. Dicha obsesión ha crecido en paralelo a su éxito en la arena. El 30 de abril del año pasado logró en la Maestranza de Sevilla el histórico indulto de Arrojado, un toro de la ganadería de Núñez del Cuvillo, tras bordar con él una faena memorable. No en vano es nieto de banderillero e hijo de una de las últimas leyendas de los ruedos, José María Dols Abellán,Manzanares padre. Nació torero, pero tardó en darse cuenta. Se matriculó en Veterinaria y le dio muchas vueltas hasta cambiar esa carrera por la de matador.

    Desde que tomó la alternativa en 2003, ha impuesto de manera cadenciosa su toreo templado y enemigo de estadísticas. "Si pones a un pintor a rellenar cuadros desde que se levanta hasta que se acuesta, acabará diciendo: '¡Que pinte su puta madre!", explicaba a este periodista el año pasado. "Eso es lo malo: muchas veces llega la inspiración, pero estás en casa, y otras veces no tienes ganas de torear, pero has de hacerlo".

    Su mano izquierda le ha tenido en vilo últimamente por un percance con la espada. Lleva ya once operaciones y múltiples injertos. A sobrellevarlos le ayuda su cuerpo técnico,formado por: fisioterapeuta, entrenador personal, nutricionista y psicólogo. Las huestes se completan con la cuadrilla y un gabinete que desde 2009 gesta "un proyecto debranding total" con él. "Queríamos convertirle en un personaje más internacional", explica José Ramón Lozano, director de comunicación de Manzanares. A pesar del caramelo que supone, Lozano también ha conseguido mantenerle alejado de la prensa rosa.

    Tampoco este alicantino de 30 años ha dado razones a la prensa rosa para airear sus intimidades. Recientemente ha sido padre de su primer hijo junto a Rocío Escalona, su esposa y novia de toda la vida. Entre sus vicios confesos, el tabaco, las redes sociales y la música de Alejandro Sanz. Y poco más. Quiere pasar a la historia de la lidia y mantenerse como un torero de largo recorrido. A tal fin ha puesto en marcha una maquinaria del siglo XXI para lidiar con un universo que mira de forma desigual hacia el futuro. Está por ver si pone a todos de acuerdo o si su estrategia no es más que el órdago de un visionario.

    Torero y presidente

    De la reunión que las figuras de la lidia mantuvieron con el exministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba para reclamar el traspaso de las competencias que permanecían en este ministerio al de Cultura emergió Manzanares como portavoz del grupo. De ahí a presidir la Unión de Toreros que fusionó las extintas Taura y Protauni solo había un paso. Su elección fue unánime entre los compañeros.